Si antes hemos querido agradecer que celebridades de la música de la talla de Bob Dylan sigan presentes para hacernos disfrutar de sus creaciones, también queremos recordar a aquellos que ya no están entre nosotros y cuya brillante carrera les conservará en nuestra memoria por siempre.
Y es que durante estos días se han llevado a cabo numerosas conmemoraciones para hacer tributo a estas estrellas del séptimo arte. Estrellas que han significado iconos de dimensión mundial y han dado cabida a nuevos músicos que han renovado los estilos sonoros a raíz los de sus ídolos.
Un caso de ello fue la celebración durante el pasado mes de septiembre del 65 aniversario del nacimiento de Farooksh Bulsara; aunque a priori el nombre resulte desconocido por la mayoría, nos estamos refiriendo al irremplazable Freddie Mercury, que nació en Zanzíbar –ex colonia británica junto a la costa de Tanzania, África- para mudarse junto a su familia a Inglaterra, donde ya desde su juventud destacaba en las artes, demostrando su destreza al piano, en la interpretación y en el coro. Tras graduarse con excelentes notas, Freddie (como le llamaban sus más allegados) se especializó en Diseño Gráfico en 1966. Durante esta época conoció al bajista Tim Staffel, quien le presentaría a sus futuros compañeros de Queen tras haber pasado por diversas bandas. Poco a poco el grupo fue abriéndose un hueco en el panorama musical hasta alcanzar el éxito masivo ya no sólo por sus canciones pegadizas y ritmos punteros, sino en parte por la originalidad de las canciones escritas por su líder. De hecho, Queen puede presumir de haber tenido en su equipo a uno de los vocalistas más importantes del mundo y uno de los mejores guitarristas de todos los tiempos (Brian May), además de realizar el primer videoclip de toda la historia con el tema “Bohemian Rhapsody”. Esta formación mostró a la sociedad otra manera de ver la vida y de reinventarse en una época donde los tabúes comenzaban a romperse (un ejemplo de ello eran los peculiares atuendos que su cantante llevaba durante sus actuaciones). Al margen de su grupo musical, Freddie consiguió desarrollar sus proyectos personales con álbumes en solitario que encabezaron las listas británicas gracias a su extraordinaria voz, que llegó a compartir escenario con la mismísima Montserrat Caballé para dar inicio a los Juegos Olímpicos de Barcelona (España), ajenos a que aquella sería la última vez en escucharle, ya que un horrible mal terminó llevándoselo meses más tarde; el Sida, enfermedad que confundió más si cabe a aquellos rumores que cuestionaron sus inclinaciones sexuales –a pesar de declarar su amor en numerosas ocasiones por su esposa-. Asimismo, Freddy dejaba huérfano a un inmenso regimiento de fans el 23 de noviembre de 1991, marcando un antes y un después como una sólida referencia del pop-rock.
Por otro lado, el pasado 4 de octubre se recordaron los 41 años tras el fallecimiento de una de las figuras más relevantes del rock, blues y soul; Janis Lyn Joplin. Impopular desde niña por su negación al racismo y miembro del grupo de los intelectuales durante la escuela, Janis se valía de la música como medio de escape para sus desahogos y el desarrollo de su mentalidad liberal. Aunque le auguraba un futuro como maestra y sus estudios de Bellas Artes le eran prósperos, ésta decidió dedicarse a la canción, actuando en pequeños bares y junto a pequeñas bandas de los alrededores, hasta que su rasgada voz no pasó desapercibida por las calles de San Francisco y logró grabar su primer disco casero; su estancia allí le permitió conocer a las malas compañías –en su mayoría, componentes de grupos psicodélicos- que la pusieron en contacto con las drogas, un pozo del que nunca saldría. Fue entonces cuando la fama llamaría a su puerta al compartir escenario con peces gordos del mundo de la música en festivales como Monterrey en 1967, o Woodstock en 1969. Coincidiendo con esta época que mezclaba lo siniestro con los rasgos propios del “Movimiento Hippie”, Joplin trató de compartir su amor por la libertad junto a sus seguidores, que acudían a reuniones en las que reivindicaba derechos como los de la mujer o su apoyo contra el racismo. En cuanto al terreno privado, siempre se vio empapado de escándalos y distintas controversias fruto de sus problemas de autoestima desde la infancia y de su conocida adicción a la heroína, además de su tendencia bisexual. De este modo, una sobredosis ponía fin a su agitada vida, ingresando así como uno de los primeros casos en sufrir “la maldición de los 27”. Lo más curioso de todo es que la artista había atestado la donación de unos 2500 dólares para hacerle honor en caso de su fallecimiento con una fiesta, evocando al desenfreno que había caracterizado su personalidad.
El “Club de los 27” está integrado por una lista de cantantes que perdieron la vida a dicha edad, como el que fue componente de los Rolling Stones, Brian Jones, que apareció ahogado en una piscina (1969), el rockero Jimi Hendrix , que se atragantó con su propio vómito tras mezclar alcohol con somníferos, el “Rey Lagarto” y líder de The Doors, Jim Morrison, cuyo fallo cardíaco sigue siendo una incógnita a pesar de vincularse con su drogodependencia (1943), o el representante del “Grunge” y vocalista de Nirvana, Kurt Cobain, que se suicidó disparándose un tiro en la sien (1994).
Lo que poca gente sabe es que en esa lista aparecen hasta 32 personas del mundo de la canción que fallecieron con esa edad y que se ha visto ampliada por 33 tras la reciente pérdida en septiembre de la joven y polémica intérprete del jazz, blues y soul, la inglesa Amy Winehouse, cuya causa de la muerte sigue siendo aún un misterio (a pesar de relacionarse con su coqueteo con las drogas). En esta enumeración de nombres conocidos por todos aparece la española Evangelina Sobredo Galanes, o mejor dicho, Cecilia –nombre artístico que escogió por un tema del dúo Simon and Garfunkel-. Esta cantautora madrileña llegó a hacerse con todo el público adolescente a partir de la década de los setenta gracias a sus escritos interpretados con una dulce voz que denunciaba la falta de libertad para expresarse en una España que empezaba a adentrarse en la Transición y a la que aún le costaba adaptarse a los tiempos que corrían; un ejemplo de ello, la canción de “Mi querida España”. Finalmente la vida de Cecilia se vio detenida a los 27 a causa de un accidente de tráfico en 1976. El pasado 11 de octubre hubiera cumplido 63 años.